Sobre Nosotros

Somos una asociación católica de clérigos y laicos incorporados. A imagen de Jesucristo y bajo la custodia de San José, servimos como instrumentos de Dios para que niños, adolescentes y jóvenes lo conozcan a Él y su infinito amor.

La Asociación San José es el fruto del discernimiento hecho por nuestros fundadores que, dóciles al Espíritu Santo, entienden la necesidad de entregar sus vidas por completo a Dios y a la iglesia, en un mundo juvenil sediento del amor de Dios y necesitado de pastores cercanos y hermanos valientes, que no teman dar la vida por las ovejas.

Nuestro modelo, San José, es un ejemplo de masculinidad, misión y toda la vida cristiana. Nuestros fundadores se inspiraron en San José como el hombre que, con gran amor, acompañó a Jesús en su juventud y que, junto con la Santísima Virgen María, moldeó su carácter. Pontífices recientes han animado a la Iglesia a adoptar el ejemplo y la intercesión de San José como solución a los tiempos modernos, especialmente San Juan Pablo II en su Exhortación Apostólica Redemptoris Custos y el Papa Francisco en su Carta Apostólica Patris Corde.

Virtudes e Identidades Fundamentales

    • Obediente: José escuchó y obedeció la voz de Dios, confiando en su voluntad (Mt 1,20-21). Discernimos la voz del Espíritu Santo a través de la oración, la Palabra de Dios y la obediencia a la Iglesia.

    • Casto: San José vivió la castidad como una entrega total a Dios y a su familia (CIC 2338). Vivimos la castidad como don y expresión de verdadero amor.

    • Pobre: Pobre: ​​José era un hombre pobre y humilde, desprendido de las cosas materiales y confiado en la Divina Providencia (cf. Mt 2,19ss). Vivimos con simplicidad y un corazón generoso, identificándonos con los pobres.

    • Esposo: Siguiendo el ejemplo de Cristo y de la Iglesia (Ef 5, 1.25-28), nos entregamos a la comunidad juvenil con amor esponsal, buscando su santificación.

    • Padre: José fue el padre terrenal de Jesús. Buscamos ser gradualmente moldeados como padres espirituales de los jóvenes, amándolos con un afecto profundo y comprometido (1 Tes 2:8).

    • Joven: Aunque en algunas tradiciones se considera a San José como un hombre mayor, su espíritu siempre reflejó el primer amor a Dios (Apocalipsis 2:4). Renovamos continuamente nuestra vocación con el entusiasmo de la juventud y la disposición a aprender y crecer.

    • Justo: A José se le llama “justo” en las Escrituras (Mt 1:19) porque supo discernir y actuar conforme a la voluntad de Dios (Gal 1:10). Su rectitud moral e integridad nos inspiran a conformarnos siempre a la voluntad de Dios y a buscar la verdad en nuestra vida y relaciones personales.

    • Prudente: José no actuó precipitadamente al considerar dejar a María, su esposa (Mt 1,19). La prudencia nos permite vivir con autenticidad, evitando la hipocresía, la doble vida y las decisiones impulsivas.

    • Fiel: José fue fiel a su misión de custodiar a la Sagrada Familia (Mt 1,24; 2,13). Abrazamos la fidelidad en nuestra vida diaria, en nuestras vocaciones y en nuestra relación con Dios y con los demás.

    • Humilde: San José reconoció su pequeñez ante el misterio de Dios. Aceptamos nuestra fragilidad y dependemos de la gracia divina. La humildad nos abre al crecimiento y a la comunión fraterna.

    • Formador: José fue maestro de Jesús en su infancia, adolescencia y juventud. Nos esforzamos no solo por aprender, sino también por ser maestros de otros en la fe.

    • Trabajador: José era un artesano que realizaba su trabajo con dedicación (cf. Mt 13,55; Mc 6,3). Nos apoyamos en la disciplina y el esfuerzo, preparándonos para la exigente labor del ministerio y los deberes de la vida diaria.

    • Acompañante: José acompañó a Jesús en su crecimiento humano y espiritual (cf. Lc 2,51ss). Estamos llamados a acompañar a los jóvenes, iluminando su camino con amor y ternura.

    • Protector: José protegió a la Sagrada Familia y ahora vela por la Iglesia (Redemptoris Custos, n. 1). Nosotros, como sacerdotes y laicos consagrados, estamos llamados a proteger a la comunidad juvenil, asegurando su crecimiento en la fe.

    • Servidor: José no buscó reconocimiento, sino que sirvió con amor. Nosotros servimos con alegría y desprendimiento, imitando a su patrón y siguiendo las enseñanzas de Jesús, quien vino no para ser servido, sino para dar su vida (cf. Mt 20,28ss).